CAPITULO
49
Charly se
entretuvo con su desayuno a base de zumo de naranja recién exprimido y un bollo
con crema de queso. Por lo general salía de casa antes de las ocho y media,
pero ya eran las nueve menos veinte y aún no se había ido. Patricia, la
cocinera y criada, salió de la cocina para arreglar los dormitorios y hacer la
colada.
Mercedes no
desayunó; rara vez lo hacía, pero normalmente era porque tenía el estómago
demasiado revuelto a causa de lo que había bebido el día anterior. Hoy el
malestar se debía a su estado de nervios. Permaneció sentada en silencio,
bebiendo una taza de café y deseando poder agregar un chorrito de whisky, pero
no se atrevía. Si añadía, un chorrito, añadiría dos, y pronto dejaría aparte el
café. Le temblaban las manos, y las cerró con fuerza alrededor de la taza
deseando que cesaran los temblores, rezando para que Charly se fuera pronto
porque no sabía cuánto tiempo iba a resistir.
El no le
dirigió la palabra, pero rara vez lo hacía. Vivían en la misma casa, pero
totalmente separados. Él ya no le decía cuándo había actos sociales a los que
ella podría haber esperado asistir como esposa del alcalde; ya no le decía
nada, ni adonde iba ni cuándo pensaba volver. No le contaba lo que había hecho
durante el día; si lo llamaba uno de sus hijos, ni siquiera se lo explicaba,
aunque ella sabía por las cosas que decía que lo llamaban con regularidad.
Debían de llamarlo al trabajo, pensó, porque a casa no lo hacían.
Tal vez los
hubiera perdido para siempre y no los recuperaría jamás, pensó, y reprimiendo
la náusea que se le formó a causa del dolor. Sus niños... ya habían crecido,
pero una madre siempre recordaba la época de bebés, cuando eran tan pequeños y
desvalidos que ella era todo su mundo, y ellos el suyo.
Sin embargo,
ahora sus hijos se avergonzaban de ella. No querían hablarle, ni tenerla cerca.
Charly había sido el causante de todo, aunque ella le había ayudado. Ella había
buscado refugio en la botella en vez de enfrentarse a la verdad: que el hombre
al que amaba no la amaba a ella, que no la había amado nunca, y que no la
amaría jamás. Ella sólo había sido un medio para lograr un propósito. Debería
haber cogido a sus hijos y abandonarle, ya que por muy desagradable que
resultara el divorcio —y lo habría sido, estaba segura de que él se hubiese
encargado de que lo fuese— por lo menos habría conservado su orgullo, y sus
hijos no la mirarían con desprecio.
Mercedes miró
el reloj. Las nueve menos cinco. ¿Por qué tardaba tanto en marcharse su marido?
En aquel
momento sonó el teléfono, y eso la sobresaltó. Charly se levantó y lo atendió
por el inalámbrico, se lo llevó consigo a su despacho y cerró la puerta.
De modo que
aquél era el motivo. Estaba esperando una llamada. Con manos temblorosas, se
llevó la taza de café a su habitación, cerró la puerta y echó la llave.
Patricia ya había hecho la cama y recogido el cuarto de baño. Mercedes se sentó
en la cama y contempló el teléfono. Si lo cogía ahora, Charly oiría el
chasquido; cuando escuchaba furtivamente, siempre lo cogía al mismo tiempo que
él, y tapaba el micrófono con la mano para que no se filtrara ningún ruido.
El corazón le
latía con fuerza. Levantó el auricular y comenzó a pulsar botones, como si
estuviera haciendo una llamada. Ni siquiera se lo acercó al oído, y ya oyó a Charly
gritar:
—¡Mercedes! ¡Maldita sea, estoy yo al teléfono! —¿Q—qué?
—balbució, farfullando ligeramente. A lo mejor él se creía que había empezado a
beber antes de bajar al piso de abajo—.
Lo—lo siento. Sólo estaba llamando a...
—Me importa un carajo. Deja en paz la línea.
Oyó una risita
al otro extremo, una risa grave que la dejó helada y le erizó todo el vello del
cuerpo. Elton Phillips.
—Lo siento —dijo otra vez, y acto seguido puso la mano sobre el
micrófono y se apresuró a apretar el botón para que sonase como si hubiera
colgado.
—La muy imbécil —murmuró Charly—. Perdone.
—No importa —contestó Phillips, y rió de nuevo—. No se casó con ella por su inteligencia.
—De eso puede estar seguro. De haber sido así, lo
tendría bien jodido, porque no tiene ni gota.
—Empiezo a preguntarme si Mercedes será la única a la
que se le va el santo al cielo. Últimamente, usted ha cometido varios errores.
—Lo sé. Le pido disculpas, señor Phillips. Torre lo
tiene todo controlado.
—Eso aún está por ver. Las rusas llegarán aquí mañana
de madrugada, y quiero que el señor Torre ponga toda su atención en atender
este envío. Si no resuelve antes ese problema de la bibliotecaria, voy a
sentirme muy descontento.
Ya tarde, Mercedes
recordó que la función de contestador del teléfono incluía un servicio de
«grabar llamada». Miró perpleja la base del aparato, buscando el botón
correcto. Tenía que encontrarse junto a los otros botones de funciones: reproducir,
borrar, pausa... Allí estaba: Grabar llamada. Apretó el botoncito rojo y rezó
para que no hiciera ningún ruido ni pitara.
—La atrapará cuando salga de la biblioteca para ir a
almorzar, o cuando se vaya a casa por la tarde. Sencillamente desaparecerá.
Cuando Torre se encarga de algo personalmente, no hay problemas.
—¿De veras? Entonces, ¿por qué han encontrado tan
rápidamente el cadáver de Teo?
—De eso no se encargó Torre. Él se quedó en el club
para averiguar quién los había visto en el aparcamiento. Los otros dos fueron
quienes se encargaron del cadáver.
—Un error por parte del señor Torre.
—Sí.
—Entonces, ésta es su última oportunidad. Y también
para usted.
Phillips colgó
bruscamente, y Mercedes estuvo a punto de cortar la conexión en su aparato.
Pero aguardó, aguardó dos largos segundos.
¿Por qué no
colgaba Charly? Permaneció sentada con el dedo encima del botón. ¿Estaría
esperando a oír un chasquido delator? Un sudor frío le resbaló por la espalda.
Por fin se oyó
un chasquido en la línea, y en la siguiente fracción de segundo colgó ella
también y devolvió el auricular a su sitio. Se precipitó al otro extremo de la
habitación para abrir la puerta, acto seguido corrió al cuarto de baño, puso un
poco de pasta de dientes en el cepillo, abrió el grifo y empezó a lavarse los
dientes con fruición. Charly nunca iba al dormitorio de ella; estaba poniéndose
nerviosa sin razón...
En eso se abrió
la puerta del baño, y Charly exclamó: —¿Qué
diablos...
Mercedes dio un
respingo y soltó un chillido, salpicando todo el lavabo de pasta de dientes.
Temblaba de tal forma que perdió el equilibrio y tropezó hacia atrás, con lo
cual chocó contra el inodoro y estuvo a punto de caerse encima de él, pero
consiguió agarrarse de la cisterna y sujetarse, aunque se sentó de golpe sobre
la tapa. Charly la miró con asco.
—Por el amor de Dios, ni siquiera has desayunado y ya
estás bebiendo.
Ella se limpió
la pasta de dientes de la boca con una mano temblorosa y no dijo nada. Que
pensara que estaba borracha; era más seguro.
—¿A quién ibas a llamar?
Se señaló el
cabello, y se lo manchó accidentalmente con el cepillo de dientes.
—Necesito ir a la peluquería.
—No tiene gracia. La próxima vez, cerciórate de que yo
no esté usando el teléfono antes de cogerlo y ponerte a apretar botones.
No esperó a ver
si ella estaba conforme; simplemente dio media vuelta y se marchó. Mercedes
apoyó la cabeza contra el lavabo aspirando profundamente y tratando de
ralentizar sus pulsaciones. Cuando se sintió lo bastante calmada, se levantó,
se lavó la cara, se aclaró la boca y a continuación se limpió la pasta de
dientes del pelo con una toalla.
No había
desconectado la grabación en el contestador. Regresó al dormitorio; Charly
había dejado la puerta abierta, así que fue a cerrarla de nuevo, luego se
acercó al teléfono y detuvo la grabación.
Aquella pequeña
cinta valía su peso en oro. La cuestión era qué debía hacer con ella. ¿A quién
podía llevársela? Charly había comentado con frecuencia que el nuevo jefe de
policía, Lanzani, era «su» chico, lo cual significaba que tenía a Lanzani en el
bolsillo. Se alegró de que se jubilara el viejo Beason, porque llevaba mucho
tiempo allí y metía la nariz en demasiadas cosas, conocía demasiados secretos.
Estaba por ver si Lanzani era tan ciego como Charly creía, pero Mercedes no
podía arriesgarse en aquel preciso momento. Era demasiado importante hacer
aquello bien.
Se quedó en su
dormitorio otra media hora, y después bajó al piso de abajo a ver si su marido
ya se había marchado. No estaba en su despacho, así que miró en el garaje. Su
coche había desaparecido.
¡Por fin! Se
sentó al escritorio de él, buscó el número de la biblioteca y lo marcó a toda
prisa.
—Biblioteca Pública de Hillsboro. Mercedes respiró hondo para
tranquilizarse.
—¿Puedo hablar con Lali Espósito, por favor? Soy Mercedes
Nolan.
—Lo lamento, pero Lali no ha venido hoy a trabajar.
Soy Kika Collini. ¿En
qué puedo ayudarla? Santo Dios, y ahora ¿qué?
—¿Se encuentra en su casa? ¿Puedo localizarla allí?
—Bueno, no sé. Su madre ha dicho que tenía dolor de
muelas, así que es probable que esté en el dentista.
—¿Sabe usted a qué dentista va? —Mercedes sintió que se le esfumaba el
control. Necesitaba urgentemente beber algo. No. No, no necesitaba beber,
necesitaba concentrarse en lo que estaba haciendo.
—No, no lo sé.
—¡Esto es importante, maldita sea! ¡Piense! Necesito
ponerme en contacto con ella de inmediato. Alguien va a intentar matarla.
—¿Perdón? ¿Señora? ¿Qué es lo que ha dicho?
—¡Ya me ha oído! —Mercedes aferraba el auricular con tanta fuerza que
los nudillos se le pusieron blancos—.
¡Tiene que encontrarla! He oído a mi marido hablar por teléfono con un hombre
llamado Torre que va a matarla, a no ser que yo pueda advertirla antes.
—Tal vez sea mejor que llame a la policía... Mercedes colgó el teléfono de golpe y
enterró la cara entre las manos. Y ahora, ¿qué? Dentistas. ¿Cuántos dentistas
podía haber en Hillsboro? No muchos, pero ¿y si Lali iba a uno de, pongamos,
Fort Payne? ¿O de Scottsboro?
No, espera.
Llama a la madre de Lali y averigua qué dentista la atiende.
Buscó aquel
número, pero el teléfono sonó y sonó sin que contestara nadie.
Mercedes buscó
en las Páginas Amarillas, localizó el epígrafe «Dentistas» y comenzó a marcar.
No podía abandonar ahora. Había fracasado muchas veces en su vida, pero no esta
vez.
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CLAU @clau_carpediem: ¡¡¡¡PRIMERA EN FIRMAR!!!!
GIULA: MUCHAS GRACIAS POR TUS PALABRAS Y TU ALAGOS. BESOSSSS HERMOSA
RITA: YO TAMBIEN TE ECHO DE MENOS, MAÑANA TERMINO Y YA ESTOY "LIBRE" (PORQUE EN VERANO TAMBIEN TENGO QUE ESTUDIAR) PARA HABLAR CONTIGO :-) TQUIEROO
CHARI: TIENES TODA LA RAZON, MARIO CASAS ES UN GRANDE, COMO LALI =)
LAU: TE QUIEROOO NENAA!! Y GRACIAS POR COMENTAR TANTO
NADA MAS POR HOY
GRACIAS POR LOS LINDOS COMENTARIOS
LAS QUIERO
FATY****
Mercedes se la esta re jugando por Lali,ojalá desenmascarando semejante tramoya logre q susu hijos vean la verdad,tambien,me da mucha pena.Q confie en Lazani,no se va a equivocar y ojalá logren capturar a todos los implicados en ese vil negocio,lamentablemente es así casi siempre detras del trafico de mujeres hay gente muy poderosa!#LAMENTABLE!
ResponderEliminarMe da pena la vida que tuvo esta mujer... Y Charly me provoca asco!! Que hombre tan despreciable por Dios!!!
ResponderEliminarCuantos capítulos nos quedan para el final? No se si quiero que termine, me encanta la nove jajaja
Mercedes es una grande!! despues de lo que paso por ese hombre..mandarlo a la carcel, por lo que ha hecho directamente o indirectamente, o salvar a una de sus victimas seria "su venganza"..es buena persona...muy buena persona y esta poniendo a alto riesgo su vida! no se si muchas personas harian eso! perdon pero salì y volvì solo ahora, no veia mi prima hace 2 años maso asique volvio y salimos ajjaja me encanto el capitulo! creo que esta historia esta dando una vuelta importante, aca creo que todos necesitamos de mas no? bueno me alegro tambien, por vos y por todas nosotras ajaj, que estes terminando los examenes..soy egoista? creo que no es la palabra adeguada jaja mejor seria adicta a tus noves que quiere leer cada dia mas ajjaja! vamos a ver que pasa ahora..con lali, peter, majo mercedes y justamente torre charly phillips! espero mas!!! te mando un beso genia, mis alagos que son la pura verdad eh... te quiero!! Giulia
ResponderEliminaresa mujer esta mu loca en!!! eso es jugarse el pellejo... y va y se lo idce a Kika que quieren matar a Lali AAHH!!!! ojala Peter pase por la biblioteca 8cosa que dudo porque no va a dejarsola a LaLi) y Kika puede contarle todo =P
ResponderEliminarbesos espero mas MUACKS ♥
Pobre Mercedes!! Ojalá pueda hacer algo, por Lali, por ella y sus hijos!!
ResponderEliminarTiene que hablar con Peter... por fa, decime que habla con Peter!
Quiero más!
Lore456
ahrelocalamina JAJAJJA @ConEllosSiempre
ResponderEliminarBuenisisisimoo el cap, me encantooo! Mas nove por fas :)
ResponderEliminarMenos mal k se esta logrando mantener sobria.Espero k Kika llame a Lali o a Peter, para darle la información k ha recibido ,y no k lo tome a guasa x venir d una borracha.
ResponderEliminarHayyyyy no ojalá q encuentre a lali o vaya a la policía solo espero q no sea demasiado tarde
ResponderEliminarMe da pena esta mujer, siempre sometida a u hombre y una vez q quiere hacer las cosas bien no le salen! Espero más!
ResponderEliminarEspero que todo salga bien y mercedes pueda hablar con Lali o Peter.
ResponderEliminarMasi_ruth
Mercedes es una genia por arriesgarse asi por lali pero no
ResponderEliminarcreo que la encuentre en los dentistas, ojala kika intervenga
y se lo cuente a lali para que peter pueda hablar con mercedes
y se solucione el problema
maaaaaaaas noveeeeeeee
Hola soy nueva!!
ResponderEliminarMe gusta mucho tu nove Mercedes es una genia y me encanto Peter y Lali con Midas en uno de los cap anteriores
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Besos
Inês
Estoy super nerviosa....te juro que me pones a 1000 con esto de que quieran matar a lali...
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