CAPÍTULO 46

HOLAAAAAA BUEN SABADOOO YO EN UN RATO ME VOY AL CINE A VER "TENGO GANAS DE TI" PERO MIENTRAS TANTO A ESTUDIAR :-S

CAPÍTULO 46

—¿Quién es ése? —dijo, frunciendo levemente el ceño al señalarlo.

Peter leyó el pie de foto. —Se llama Teo Gorki. El domingo por la mañana un cazador encontró su cadáver.

—Lo conozco —dijo Lali.

Peter bajó el periódico y la taladró con la mirada.

—¿De qué?

—No lo sé. No me acuerdo bien. —Sacó los huevos—. ¿Cómo los quieres, revueltos o fritos?

—Revueltos.

Cascó cuatro huevos en un cuenco, añadió un poco de leche y los batió con un tenedor.

—Pon la mesa, por favor.

Peter se levantó y empezó a abrir puertas y cajones de armarios hasta dar con los platos y la cubertería. Lali miró el tocino con expresión ausente mientras le daba la última vuelta.

—¡Ah, ya sé! —exclamó de pronto.

—¿Era un cliente de la biblioteca?

—No, estaba en el Buffalo Club. Intentó bailar conmigo, aquella primera noche, y quiso invitarme a una cocacola, pero la pelea estalló antes de que él pudiera regresar.

Peter depositó los platos y le prestó toda su atención.

—¿Ésa fue la última vez que lo viste?

Lali ladeó la cabeza como si estuviera estudiando una escena en su memoria.

—Me parece que no.

—¿Qué quieres decir? O lo fue, o no lo fue.

 —No estoy segura —dijo ella despacio—, pero creo que lo vi en el aparcamiento del club el sábado por la noche, antes de entrar. Estaba con otros dos hombres; luego llegó un tercero que salió de un coche y se unió a ellos. No parecía estar tan borracho cuando salió del club, pero entonces se desmayó y lo metieron en una furgoneta.

Peter se frotó la nuca en un gesto casi furioso.

 —Dios —musitó Lali lo miró fijamente, con las mejillas un poco pálidas.

—¿Crees que yo fui la última persona que lo vio con vida?

—Lo que creo es que tú viste cómo lo mataban —respondió él en tono severo.

—Pero... Pero no hubo ningún disparo, ni nada... Su voz perdió fuerza gradualmente, y se dejó caer contra el armario.

Peter miró el artículo para comprobar lo que suponía.

—Lo apuñalaron.

Lali tragó saliva y palideció aún más. Peter hizo ademán de tocarla, pero ella se repuso de pronto e hizo lo que las mujeres llevan siglos haciendo cuando algo las altera: ocuparse en las tareas normales. Arrancó un pedazo de papel de cocina, lo puso encima de un plato, luego sacó el tocino y lo depositó sobre el papel para que éste absorbiera la grasa.

Retiró aquella sartén, sacó otra más pequeña, la roció con líquido para cocinar, vertió encima los huevos batidos y la puso en el fuego. Echó una mirada a las galletas, después sacó del frigorífico la mantequilla y la mermelada y las dejó sobre la mesa.

Peter miró a su alrededor.

—No quiero utilizar el inalámbrico. ¿Tienes un teléfono fijo?

—En el dormitorio.

Se levantó y fue al dormitorio. Lali estaba ocupada en revolver los huevos y controlar cómo subían las galletas y empezaban a dorarse. Al cabo de un minuto Peter regresó a la cocina y le dijo:

—Tengo a varias personas investigando algunas cosas, pero me temo que uno de esos hombres del aparcamiento te vio y apuntó el número de tu matrícula.

Lali removió los huevos con más brío.

—Entonces llama al alcalde y pregúntale quién le dio el número.

—Hay un pequeño problema con eso.

—¿Cuál?

—El alcalde me mintió cuando me pidió que consultara el número. Es posible que esté implicado. —Peter hizo una pausa—. Más bien, es probable que esté implicado.

—¿Qué hacemos?

—Ya he tomado medidas para cerciorarme de que nadie pueda dar contigo. No le expliques a nadie que te has mudado de casa; y dile a tu madre y a tu tía que no lo mencionen. De hecho, vuelve a llamar a tu madre y dile que se asegure de que nadie la sigue cuando venga hacia aquí.

Lali lo miró boquiabierta.

—¡Es mi madre, no James Bond!

—Entonces dile que deje conducir a tu tía. Me parece que esa mujer es capaz de superar a Bond.

Al final, fue él quien llamó a su madre, y le dijo en tono calmado lo que quería que hiciera. Lali se concentró en el desayuno, que era lo más que podía controlar en esos momentos.

—Otra cosa —oyó decir a Peter—: ¿Tiene un identificador de llamadas? Pues bórrelo. No quiero que el número de Lali aparezca en ninguna parte.

—Tendré que prestar declaración —dijo Lali cuando Peter colgó—. ¿Verdad?

—Lo antes posible. —Tomó el teléfono de nuevo y pulsó la tecla para repetir la llamada. Cuando Majo contestó, le dijo—: Lali no va a ir hoy a trabajar. Llame a...

Miró a Lali, y esta le dijo:

—Kika.

—Llame a Kika y dígale que se ocupe de todo. Invéntese algo. Dígale que Lali tiene dolor de muelas.

Cuando colgó otra vez, dijo:

—Si ese tipo está intentando pillarte antes de que puedas prestar declaración, e incluso hacer una identificación a partir de fotos de la policía, lo que hay que hacer es darse toda la prisa posible para que no tenga nada que ganar.

—¿No tengo que estar viva para testificar? —preguntó Lali, orgullosa de que su tono de voz fuera tan firme. Pasó los huevos revueltos a un cuenco, sacó del horno las galletas perfectamente doradas y las volcó en una cesta de pan, y a continuación lo puso todo sobre la mesa.

—Lo estarás —repuso Peter—. Te lo prometo.

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Lovexlaliypeter: ¡¡¡PRIMERA EN FIRMAR!!!

Anónimo: A la primera pregunta, se supone que Lali era virgen pero en esta novela cuando lo hicieron por primera vez no se le dio mucha importancia a ese tema. Y a la segunda, Begonia te contestó. La foto es del capitulo 110 "Aleluya"

Chari: en cuanto acabe examenes me paso por los blog para ir leyendo jeje! y en cuanto al otro comentario, la verdad que es una pena el trafico de mujeres que sigue existiendo hoy dia, incluso ahora peor que antes... es una autentica barbaridad...


MUCHAS GRACIAS POR COMENTAR Y LEER

SON LO MAS!!

LAS QUIERO MUCHOOOO

FATY*****