domingo, 20 de mayo de 2012

CAPITULO 6


ESTE CAPÍTULO SERVIRÁ PARA ENTENDER UNA PARTE DE LO QUE OCURRIO EN EL PRIMER CAPÍTULO


Capítulo 6

Al alcalde Charly Nolan le encantaba su pueblo. Hilisboro era insólitamente compacto para ser una población del sur, donde la tierra era barata y fértil, y resultaba fácil expansionarse. Pero Hilisboro, por el contrario, nunca se había extendido en exceso, por lo que permanecía en su mayor parte acurrucado en un pequeño valle, rodeado por las estribaciones de los montes Apalaches. Hasta le gustaba el camino por el que se llegaba a la población: la carretera principal, jalonada de cedros, ascendía tortuosamente por la colina, luego describía una curva y de pronto aparecía ante los ojos de aquel pueblo, que más parecía de Nueva Inglaterra que del soleado sur.
Había pináculos de iglesias blancas perforando el cielo, grandes nogales y robles con sus enormes copas verdes desplegadas, jardines cuajados de flores; diablos, incluso tenían una plaza del pueblo. No había palacio de justicia, porque Hilisboro no era la capital del estado, pero sí una plaza. Tenía una extensión de sólo cuatro mil metros cuadrados, y la habían construido en forma de parquecito con parterres de flores muy cuidados y bancos para sentarse, además del consabido cañón que databa de la guerra entre estados, con una pila de balas oxidadas junto a su base. Eran bastantes los ciudadanos que de hecho utilizaban el parquecito, de modo que el alcalde opinaba que el coste había sido justificado.
El ayuntamiento, un edificio de dos plantas de ladrillos amarillos, se encontraba a un lado de la plaza, flanqueado por el departamento de policía y la biblioteca municipal, de columnas blancas, el primero gobernado por el Jefe Peter Lanzani, un yanqui áspero y duro que mantenía  el pueblo del alcalde limpio como una patena, y el segundo por la señorita Lali Espósito, una vieja solterona apergaminada donde las hubiera.  No es que fuera tan vieja, pero sí que estaba apergaminada. Era uno de  los personajes favoritos del alcalde de un pueblo pequeño lleno de personajes, porque Lali representaba claramente un estereotipo.
Había diversas tiendas que daban a la plaza, como la tintorería, la ferretería, un comercio de ropa, varias tiendas de antigüedades, la de ultramarinos, una tienda de chucherías y otra de bricolage. Hilisboro no tenía tiendas de moda, pero sus habitantes podían adquirir todo lo que necesitaban para sobrevivir y disfrutar de la vida sin salir de allí. Contaba con el habitual surtido de establecimientos de comida rápida, pero ninguno de ellos se encontraba en la plaza; estaban todos en la carretera que iba a Fort Payne. El único restaurante que había en la plaza era el Coffee Cup, que tenía bastante clientela a la hora del desayuno y del almuerzo, no así durante la cena, por lo que cerraba a las seis.
Era un pueblo tranquilo, como cualquier otra población de poco más de nueve mil habitantes. No había bares ni clubes nocturnos; era un condado abstemio. Si uno quería beber alcohol —legalmente— tenía que irse hasta Scottsboro, que se había separado del resto del condado y votado por permitir el alcohol, o bien a Madison County. Claro que la gente siempre trataba de llevarse alcohol a casa, y el departamento de policía tendía a mirar a otra parte mientras lo hicieran así. No obstante, tomaba medidas enérgicas contra aquellas personas que pretendían beber y conducir al mismo tiempo, y se mantenía alerta por si algún adolescente intentaba llevarse furtivamente unas cajas de cerveza para alguna fiesta. Y aunque también había gente que fumaba marihuana o tomaba pastillas, Charly Nolan se esforzaba mucho por mantener Hilisboro limpio de drogas.
Aquélla era una de las razones por las que había elegido como jefe de policía a Peter Lanzani. Lanzani había trabajado en Chicago y en Nueva York; tenía amplia experiencia en calles y callejones, y sabía qué buscar cuando se trataba de drogas. Aunque sus métodos fueran a veces un tanto bruscos para aquella parte del país... Bueno, había que aceptar los pros y los contras. Lo mejor de Lanzani era que se trataba de un forastero. Podía llevar a cabo el trabajo, y no estaba metido en aquella red de buenos chicos por la cual se pasaba una cantidad asombrosa de información y de favores. Un favor recibido era  un favor debido, y antes de que uno se diese cuenta se hacían cosas que no debían hacerse, y se pasaba información que no debía pasarse. Al contratar a un forastero. Charly había cortado aquello de raíz. Hilisboro debía seguir siendo un lugar pacífico y limpio, tal como a él le gustaba, y el jefe de policía estaba demasiado aislado para enterarse de cosas que no necesitaba saber. Hasta el momento, aquello había funcionado bien.
Charly llevaba nueve años siendo alcalde, precisamente el año anterior había ganado su tercer mandato en el puesto. Tenía sólo cuarenta y cinco años, y era un hombre delgado y apuesto de ojos oscuros y cabello de igual color y bien cuidado. Se había criado en Hilisboro, un chico popular que practicó todos los deportes —fútbol americano, baloncesto, béisbol— pero que nunca había destacado en ninguno de ellos. Aquello no había afectado su popularidad ni sus planes. Jamás soñó con alcanzar el éxito en las ligas profesionales de ningún deporte, y el líder estrella no fue el que se casó con la jefa de las animadoras; ese honor había sido para él. Mercedes Funes, ágil y rubia, se había convertido en la señora de Charly Nolan en junio, después de sacarse el título universitario en administración de empresas. Al año siguiente se produjo la llegada de Jason, y tres años más tarde nació aquella rubita llamada Paige. Los retratos de su familia parecían de revista, como un folleto de planificación familiar.
Los hijos de Nolan también llevaban la nariz limpia; Jason resultó tener un buen brazo para lanzar, y asistió a la universidad gracias a ello. Pero vivir de las ligas profesionales no era su sueño, como no lo había sido para su padre, por lo que en la actualidad estudiaba en la Facultad de medicina de Carolina del Norte. Paige, de veinte años, también iba a la universidad y estudiaba ciencias y matemáticas; deseaba trabajar en el programa espacial. Eran unos chicos estupendos; gracias a Dios que ninguno de los dos se parecía a su madre.
Sí, Mercedes era la oveja negra de la familia. La buena de Mercedes;
Charly debería haber comprendido que si ya era una chica fácil en el instituto y en la universidad, el matrimonio no iba a cambiarla. Sabía que se había metido en la cama casi con todo el mundo. Si sus dos hijos no se parecieran tanto a él, les habría hecho la prueba del ADN.
Pero al principio Mercedes intentó por lo menos limitarse a la cama de él; Charly no creía que hubiera empezado a serle infiel de manera sistemática hasta que Paige cumplió los dos años.
Su carrera política probablemente soportaría la conmoción que supondría divorciarse de ella, pero no tenía intención alguna de hacerlo. Por un lado, los chicos adoraban a su madre y él no quería causarles daño; por el otro, Mercedes tenía sus ventajas. Estaba seguro de que ella le había hecho ganar unos cuantos votos solidarios —cosas como «el pobre Nolan hace lo que puede para mantener la familia unida»—, y además, si él necesitaba cerrar un trato o devolver un favor, Mercedes estaba siempre dispuesta a quitarse las bragas y meterse en la cama.
Por supuesto, eso significaba que él tema que acudir a otra parte para aliviarse. De ningún modo pensaba volver a meter su polla en Mercedes, después de la gentuza con la que se había revolcado. Podría haber iniciado una relación con cualquiera de las mujeres disponibles que había en el pueblo —y también con algunas que se suponía que no lo estaban— de haber sentido esa inclinación, pero un hombre sensato nunca ensuciaba su propio nido. No, lo mejor era aliviar sus ansias fuera del pueblo, y según parecía, nunca había tenido problemas para encontrar una mujer cuando la necesitaba.
Su número privado, que se distinguía de las otras líneas de la oficina por su distintivo tono, empezó a sonar. Después de mirar primero hacia la puerta para cerciorarse de que estaba cerrada, Charly atendió la llamada.
—¿Sí? —Nunca decía su nombre, por si acaso, sobre todo por el teléfono móvil, pero aquella costumbre también se le había contagiado con los teléfonos fijos.
Tenemos un pequeño problema con el envío —dijo una voz que reconoció.
¿Va a haber retraso en la salida?
—Sí. Quizá desees ocuparte de esto tú mismo.
Charly maldijo para sus adentros; tenía programado un partido de golf, si es que aquella maldita lluvia cesaba alguna vez. Y ahora tendría que ir en automóvil casi hasta Huntsville. Pero Juan Cruz Torre era un hombre capaz; no habría dicho que tenía que supervisar personalmente aquel problema si no se tratara de algo serio.
Me tomaré un buen rato para comer —dijo brevemente.
Ven al granero —dijo Torre—. Te estaré esperando. Los dos hombres colgaron, y Charly devolvió el auricular a su horquilla lentamente. Siempre que no se hubiera ido al garete una escapada, todo iría bien, y si eso hubiera sucedido Juan Cruz se lo habría dicho inmediatamente. Pero a veces surgían otros problemas, problemas que había que atajar de inmediato antes de que se complicara la situación.
Tres horas más tarde, de pie en el interior de un viejo y destartalado granero, contempló el problema y maldijo en silencio mientras calculaba la pérdida de beneficios.
—¿Qué ha ocurrido?
Sobredosis —contestó Juan Cruz Torre sucintamente. No hacía falta esforzarse mucho para adivinar lo que había pasado, pensó el alcalde con amargura.
—¿GHB?
—Sí.
—Teo.
Torre no le contradijo, y Charly suspiró.
El señor Teo se está convirtiendo en un problema. Aquélla no era la primera vez que Teo había drogado a una de las chicas con GHB. Aquel enfermizo hijo de puta las prefería inconscientes para “violarlas”; Charly suponía que aquello lo hacía sentirse como si estuviera desquitándose de algo. O a lo mejor pensaba que si ellas no se resistían, entonces no era una violación. Fuera cual fuera su razonamiento, era la segunda vez que mataba a una de las chicas con GHB. Una cosa era utilizar la mercancía, pero cuando empezó a tomar parte en los beneficios, la cosa fue más seria.
Torre lanzó un gruñido.
Teo «ha sido» un problema. Ese jodido idiota causa más problemas de lo que vale.
—Estoy de acuerdo.
—¿Quieres que prepare algo?
—Me temo que tendremos que hacerlo. Las diversiones y los jueguecitos de Teo nos están costando dinero.
Torre se sintió aliviado. No le gustaba trabajar con jodídos aguafiestas, y Teo era un aguafiestas de primera categoría. Por otra parte, era un placer trabajar con un hombre como Charly Nolan, que nunca rompía a sudar sino que lo manejaba todo con una frialdad carente de emociones. Torre señaló el bulto que yacía en el suelo.
—¿Qué quieres que haga con el cadáver? ¿Lo entierro? ¿Ó lo tiro en algún sitio?
Charly reflexionó.
—¿ Cuánto tiempo ha pasado ?
—Casi cuatro horas desde que me enteré.
—Espera otro par de horas para estar seguros, y luego tíralo.- La composición química del GHB desaparecía al cabo de seis horas, lo cual hacía que fuera imposible de detectar a menos que se encontrara un cadáver y se le hicieran pruebas dentro de ese margen de tiempo. Después, quizá las autoridades sospecharan del GHB, pero no habría forma de probarlo.
—¿Alguna preferencia en cuanto al lugar?
—No, mientras no guarde relación con nosotros. Torre se frotó la mandíbula.
—Entonces creo que me la llevaré a Marshall County; cuando la encuentren, pensarán que no es más que otra de esas trabajadoras emigrantes y nadie se molestará mucho en identificarla. —Levantó la vista hacia el tejado de estaño, donde no cesaba de repiquetear la lluvia—. El tiempo nos ayudará; no quedará ninguna huella que rastrear, ni aunque los patanes de Marshall decidieran hacer un esfuerzo.
—Buena idea.
Dejó escapar un suspiro al contemplar aquel pequeño bulto. La muerte no sólo dejaba inmóvil un cuerpo; también lo reducía a un mero bulto, desprovisto de la tensión y la gracia inherente que la fuerza vital aportaba a los músculos. No entendía cómo alguien podía creer que una persona muerta estaba dormida, porque cambiaba totalmente el aspecto del cuerpo. En vida, aquella chica había sido una belleza, con una chispa de inocencia que habría hecho fluir el dinero. Muerta, no era nada.
Voy a llamar a Phillips para informarlo de lo sucedido y de lo que vamos a hacer en lo que a Teo respecta.
Charly no tenía ningunas ganas de hacer aquella llamada,.porque odiaba reconocer que había cometido un error y porque la decisión de contratar a Teo había sido suya.
Bueno, era un error que pronto se subsanaría. Aquélla había sido la última chica que Teo drogaba con GHB.
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ca_amorlaliter: ¡PRIMERA EN FIRMAR!

VALE: supuestamente en la novela original con el nombre de la protagonista original existía una pelicula que se llamaba "paseando a Ann" o algo así, entonces como le tuve que cambiar el nombre de Ann (personaje original) por Lali, como que no quedaba muy bien, pero igual tenia que ponerlo con el nombre de Lali.

Pasi: Lanzani, nos va a dar cosas muy lindas, ya van a ver los proximos capítulos

Cami @caparatodos: no se como quien sera de lenta Lali... tu me lo puedes decir??? jajajajajajajaja! Te quiero pendeja!

mueroxksiangeles: te mande un correo :-)



FIRMEN!!!!

LAS QUIERO

FATY****



13 comentarios:

  1. Lina (@Lina_AR12)20 de mayo de 2012, 0:35

    Muy buena!Me morí con eso q" Teo se está convirtiendo en un problema"...me trasladó a la tercera tempo de CA si se hubieran dado cta de esto y lo sacaban tal vez nos ahorrabamos un disgusto,JAJAJA!(es + fuerte q yo!)

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  2. Ya me parecia turbio Charlie,despues con su matrimonio cambie d opinion,pero como siempre la primera intuicion es la k cuenta,y lo k vino despues me lo confirmo.Vaya panda d basuras.Peter les va a meter mano a esos negocios, para desbancarlos,drogas trata d mujeres,¿k mas descubriremos?.

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  3. Un chiche el alcalde, eh! Drogas, trata de personas, corrupción... una porquería de tipo este... espero que el severo y apático Lanzani haga lo que debe con este par.
    Quiero más!
    Lore456

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  4. Muy bueno, ya me parecia que Teo hacia algo asi y que belen no iba a terminar nada bien =/ pobrecita!
    Realmente una cualquiera Mercedes, encima en un pueblo tan chico... ni verguenza!
    que hdp el alcalde!
    espero el proximo cap
    un beso
    Juli♥
    @amorxca

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  5. Me gusto el capítulo !!
    espero el proximo
    besos

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  6. Ah ahora entendí lo de la peli! Iba más o menos pro donde yo me imagina las cosas con el primer capitulo, Espero más!
    @vale_cadenas

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  7. que fuerte bvamos... lo del alcalde me he quedao muerta... ya que este con su mujer por los vots a pesar de que ella lo engaña es fuerte, pero que la "utilice" para cerrar ciertos tratos?? que fuerte

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  8. y lo de las chicas creo que empiezo a entenderlo un poco... ademas de que Teo se les esta saliendo del tiesto y les esta dando problemas, que cerdo

    esperando mas cada vez mas interesante =) BESOS!!!!! ♥

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  9. mmmm me intriga esa nove!! por lo que veo hay oveja negras eh...y si de verdad que ahora entendo un poco mas ajja tiene una trama no se si alla se dice asi muy avicente y que logra captar la atencion de las personas como la mia! me encanta la nove... y me gusto mucho el cap, vamos a ver como se evolverà la historia... un beso!! Giulia ah y no veo la hora de leer el proximo!

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  10. ayayyyyy ese cadaver es Belen?! ME encanta la nove! y ya quiero ver que pasa con Laliter y este tema... MAS NOVE Gordi! TE Quieroooooo ;) besos

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