jueves, 24 de mayo de 2012

CAPÍTULO 12

¡HOLA CHICAS! ¡NUEVO CAPÍTULO!


Capítulo 12

Peter Lanzani estaba de buen humor cuando salió de la biblioteca. Aquella refriega con la señorita Lali había sido divertida; ella puso cara de poker, se sonrojó, pero no retrocedió ni un milímetro. Le recordaba mucho a su tía abuela Bessie, con la que había pasado muchos veranos allí mismo, en Hilisboro. La tía Bessie era más estirada y encorsetada que nadie, pero notoriamente tolerante para tener consigo a un chico lleno de energía al menos durante dos meses todos los veranos.
Aunque al principio se le había hecho insoportable eso de estar atascado en provincias —como consideraba antes a Hilisboro—, había llegado a sentir tanto cariño por su tía como por el tiempo que pasaba allí. Sus padres pensaban que sería bueno para él que saliera de Chicago y descubriera que existía otro mundo, y habían acertado.
Al principio lloró de puro aburrimiento; tenía diez años y se encontraba lejos de sus padres y de todos sus amigos, todas sus cosas. La tía Bessie había conseguido tener en total cuatro —¡cuatro!— canales de televisión en su casa, y hacía cosas como tejer punto de cruz todas las tardes, sentada delante del televisor mientras veía sus «series». Los domingos iba dos veces a la iglesia, los lunes lavaba las sábanas, los martes pasaba la mopa, los jueves hacía la compra porque era el día de los cupones dobles. No necesitaba reloj para saber qué hora era; lo único que tenía que hacer era mirar a ver qué estaba haciendo tía Bessie.
Y había pasado mucho calor. Dios, qué calor. La tía Bessie no tenía aire acondicionado; no creía en tonterías semejantes. Tenía un ventilador en la ventana de cada habitación y otro portátil que se llevaba por toda la casa allí donde lo necesitara, y con eso le bastaba. Sus ventanas, cubiertas por rejillas, estaban abiertas para dejar que fluyera el aire por toda la casa.
Pero una vez que superó las lágrimas y el malhumor, fue descubriendo poco a poco lo divertido que era tenderse en la olorosa hierba al ponerse el sol y contemplar las luciérnagas, o mosquitos luminosos, como las llamaba tía Bessie. La ayudaba en el pequeño huerto que atendía cada verano, y allí aprendió a apreciar el sabor de las verduras frescas y el trabajo que costaba llevarlas hasta la mesa. Poco a poco fue conociendo a los chicos del vecindario y pasaba muchas tardes largas y calurosas jugando al béisbol o al fútbol; aprendió a cazar y a pescar, actividades que le enseñó el padre de uno de sus nuevos amigos. Aquellos seis veranos, que comenzaron cuando él tenía diez años y finalizaron cuando tema quince, se convirtieron en la mejor época de su vida.
En cierto modo, nunca lo absorbió la cultura de Hilisboro; como iba sólo en verano, nunca entraba en contacto con otros chicos que no fueran los del barrio. Desde que había regresado al pueblo, conoció sólo a un hombre que se acordaba de él, pero es que habían pasado veinte años desde que dejó de ir a ver a la tía Bessie excepto para una visita relámpago durante las vacaciones, cuando la gente estaba ocupada con su propia familia y él no tenía tiempo de ir a buscar a sus antiguos amigos.
La tía Bessie vivió hasta los noventa y un años, y cuando murió, hacía tres, él se sintió a la vez sorprendido y conmovido de que en su testamento le hubiera dejado a él su vieja casa. Casi inmediatamente tomó la decisión de mudarse de Nueva York a Hilisboro; acababa de divorciarse, y aunque no había dejado de ascender por el escalafón de la policía de aquel estado, se estaba cansando del estrés y el ajetreo de su trabajo. El equipo de Operaciones Especiales era divertido, pero el peligro que llevaba asociado había sido una de las razones de su divorcio. No el motivo principal, pero sí uno de ellos, y en aquel sentido suponía que su ex mujer tenía al menos la mitad de razón. Ser la esposa de un policía era muy duro; ser la esposa de alguien que iba a trabajar sólo cuando la situación era la más peligrosa de todas, requería nervios de acero. Además, tenía treinta y seis años; había empezado a la edad de veintiuno, en Chicago, y después se había trasladado a Nueva York. Ya era hora de marcharse de allí y buscar algo menos agitado.
Hizo un par de viajes a Hilisboro para echar un vistazo a la vieja casa de estilo Victoriano y ver qué reparaciones necesitaba, y al mismo tiempo para tantear un poco la cuestión del trabajo. Y antes de poderse hacer siquiera la idea, ya se estaba entrevistando para el puesto de jefe de policía, y cerrando el trato. Presentó su dimisión —entre risitas, por ir a convertirse en el jefe de una aldea—, hizo el equipaje y se trasladó al sur. Tenía una plantilla de treinta personas a su cargo, lo cual era una nadería en comparación con el tamaño del equipo de policía del que procedía, pero a él le dio la sensación de haber encontrado su sitio.
De acuerdo, nunca pasaba gran cosa, pero le gustaba proteger a su pueblo adoptivo. Demonios, hasta le gustaban las reuniones del ayuntamiento; en la última había disfrutado enormemente, cuando la mitad de los habitantes de aquella población se habían levantado en pie de guerra porque el ayuntamiento había votado instalar semáforos alrededor de la plaza. Era ridículo que un pueblo de nueve mil habitantes tuviera un solo semáforo, pero oyendo hablar a aquella gente, uno podía llegar a pensar que se estaban violando las diez enmiendas de la Declaración de Derechos. Si Peter se hubiera salido con la suya, se habrían instalado semáforos por todo el centro del pueblo y en todos los colegios. A Hilisboro se le había parado el reloj —no hablaba en broma cuando lo llamó Pitufilandia—, pero el tráfico empeoraba cada vez más a medida que la gente se dirigía hacia el bonito centro del pueblo, y él no quería que hiciera falta ver a un niño aplastado por un coche para que los ciudadanos despertaran y decidieran que a lo mejor sí que necesitaban más semáforos.
Amparito Storie, su secretaria, estaba al teléfono cuando entró en su despacho, pero alzó un dedo para detenerlo y acto seguido le entregó una taza de café y un montoncito de mensajes de color rosa.
—Gracias —dijo él mientras continuaba hacia su despacho sorbiendo el café. No sabía cómo lo hacía Amparito, pero llegara cuando llegara a la oficina, ella le tenía preparada una taza de café recién hecho aguardándolo. A lo mejor tenía un micrófono instalado en su plaza de aparcamiento y una alarma que se disparaba debajo de la mesa de ella cada vez que su jefe aparcaba el coche. Uno de esos días aparcaría en la calle sólo para ver si era capaz de zafarse de ella. La había heredado de su predecesor, y ambos estaban satisfechos con el status quo.
Una de las llamadas era de un detective de Marshall County con el que había trabado amistad desde que se mudó a Hilisboro. Peter dejó a un lado los demás mensajes y marcó de inmediato el número apuntado en el papel.
—Nicolas.
—¿Qué sucede?
Peter sabía que no tenía necesidad de identificarse. Aun cuando Petersen no tuviera un identifícador de llamadas, su acento bastaba para delatarlo.
Hola, Peter. Escucha, tenemos un cadáver sin identificar en nuestras manos, una mujer joven, probablemente mexicana. La encontraron unos niños anoche.
Peter se reclinó en su sillón. De Hilisboro no faltaba ninguna persona que encajara con aquella descripción; en realidad no tenían mucha población hispana, pero en los últimos meses no se había dado parte en absoluto de ninguna persona desaparecida.
—¿Y?
—Bueno, no tenemos una mierda por donde empezar. La lluvia ha borrado todas las huellas y no existe ninguna causa obvia de la muerte. Ni heridas, ni marcas de estrangulamiento, ni golpes en la cabeza, nada.
—Sobredosis.
—Sí, eso es lo que he pensado yo. Pero lo que me tiene preocupado son los casos de GHB que han aparecido últimamente en Huntsvie, en Birmingham, por todas partes, y cada vez más numerosos.
—¿Crees que la violaron?
—No hay modo de saberlo con certeza hasta que recibamos el informe de la autopsia de Montgomery, pero yo diría que sí. Llevaba puesto un vestido, pero nada de ropa interior. De todas formas, me he acordado de un caso ocurrido en Huntsville hace un par de meses...
—Sí, ya lo recuerdo. Se parecía bastante.
Ambos guardaron silencio. Si un tipo estaba dispuesto a drogar a una mujer con GHB para poder tener relaciones sexuales con ella, era tonto pensar que no lo haría de nuevo. El problema radicaba en que el GHB era muy común y muy fácil de conseguir; pero si era un disolvente de limpieza, por Dios. Y los hombres también lo tomaban como estupefaciente, y hasta los culturistas. Las probabilidades de encontrar a un hombre no eran muchas, porque eran demasiadas las mujeres que se despertaban sin recordar dónde habían pasado la noche, ni con quién, pero cuyos cuerpos mostraban pruebas de actividad sexual. Y para dificultar todavía más la tarea de dar con aquella gentuza, estaba el hecho de que muy pocas mujeres informaban de ello a la policía.
—¿En qué crees que puedo ayudarte? —preguntó por fin, porque Nicolás tenía que haberlo llamado por algún motivo, y no sólo para informarlo del caso, ya que él se habría enterado de todas maneras al leer los informes.
—Estaba pensando, ¿has tenido algún caso de GHB en Hilisboro?
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CAMI @caparatodos: ¡¡¡PRIMERA EN FIRMAR!!! TE QUIEROOOO CARIÑO

CHARI: que bueno que mis novelas te recuerden a cosas de tu vida, eso me pone FELIZ, gracias por compartir tus anecdotas conmigo. besosssss

mueroxksiangeles: Ahora mismo te contesto los correos es que estoy en epocas de examenes, los leo al toque que me lo mandas pero no puedo contestarte. Un beso enorme Rita. YA TE QUIERO :-)

GIULA: Yo estoy como tú, a full estudiando, pero me hago un ratito a las noches para publicar. jeje! un beso


FIRMEN CHICAS, SI NO ME DEPRIMO Y NI GANAS DE PUBLICAR :-(

LAS QUIERO

FATY***

20 comentarios:

  1. mas nove quiero mas!

    Te Quierooo! :D

    Bego

    @beazam29

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  2. a ver a ver! que decir... cada vez mas intrigantes los capitulos!quiero mas absolutamente, quiero saber que paso que pasa y que va a pasar ajajja bueno..ese capitulo en el que descriviste parte de la vida de ese hombre de treinta y seis años llamado peter me gusto mucho, y al parecer el adorava su tia bessie!! mmm me parece que se parecen mas de lo que pensava lali y peter en una manera o otra! ahora supimos que Lanzani tiene una mente que puede tener ideas y que tiene un cerebro despierto y activo!quiero mas noveee, y raramente pude firmar antes eh!? me alegra saber que no soy la unica a full con los libros y tambien me encanta que encuentres un lugarcito para nosotros lectores de todo el mundo, posibile que mi dia dependa de tu nove ademas de los libros?! estoy loca no? te mando un beso y un abrazo enorme!! Giulia

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    1. y animo eh!? mira que si mañana entro y no hay firmas soy capaz de firmar 10 veces eh! animo animo!! te mando un abrazo de oso ajja ciaooooooooooooo
      giulia

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  3. Se está poniendo buena!!!
    Quiero más!!
    Lore

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  4. Lina (@Lina_AR12)24 de mayo de 2012, 23:28

    Cada día mejor!Más y más ganas de leer!

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  5. haaaaaaaaaaaaaaaaaay dios esta novela me encataaa es hermosa espero que la sigas porque es genial espero mas novela ya quiero que lali cambiaaaa y quede hermosa daleeeeee

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  6. Con la parte d historia k has contado d Peter,(seguro hay mas ,k debamos saber d el )ya no me parece tan hosco ,y cerrado,sino un hombre vivido.

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  7. Me gusta, me gusta, se esta poniendo más interesante! Espero más!

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  8. mas novela porfa y si puedes dos mejor

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  9. ayyyyy que intriga! ya se comienzan a mezclar las historias...!!!! Espero más gordi! Te quieroooo y metale a los estudios pero... disfruta el finde con tu gente y del chocolate! ;) te loveo L! besitos B! jajajaj

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  10. Ya decía yo que por algo Peter se comportaba de esa manera, está interesante la Nove.
    A estudiar que es lo 1 que se debe pensar y mucha suerte.
    Ruthy_lu

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  11. O sea que se pasaba los veranos en el pueblo..aun va a ser que se conocian y todo, como dice que no no busco a su amigos...cada dia me engancha mas..
    Yo tambien te quiero te has convertido en una persona importante en mi vida
    Y estudia, que lo primero es eso, besitos

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  12. Si yo por eso no Lei antes porqee estoy cn exámenes antes de tiempo por qe me voy a operar y le pedí a algunos profesores qe me tomen como para tener una nota mas :S buenisimo el cap, pobre Belen en la mayoria de las novelas la ponen como 3 en discordia pero en esta pobrecita u.u @LuciaVega14

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