¡¡SEGUNDO CAPÍTULO!!
CAPÍTULO 11
Lali se quedó
allí tal cual, con los ojos como platos. Lanzani había proferido aquella
palabra que comenzaba por J (joder). Estaba bastante segura de que era eso lo
que había oído. Ya la había oído más veces, por supuesto, hoy en día era
imposible ver muchas películas sin oír aquel taco. Y además había ido a la
universidad, donde los jóvenes trataban de impresionarse unos a otros empleando
todos los tacos que conocían; y hasta la había pronunciado ella misma. Pero
Hilisboro era un pueblo sureño, y allí todavía se consideraba de mala educación
en un hombre que utilizase semejante lenguaje delante de una mujer. Mujeres a
las que no se les movía un pelo cuando oían decir tacos a su marido o su novio
en privado ponían cara de escandalizadas a lo Reina Victoria si las oían
pronunciar en público. Y decir algo así a una mujer a la que no se conocía bien
era una indecencia total, que indicaba una completa falta de educación y
respeto.
En eso, un
tremendo golpe en la puerta del edificio interrumpió su indignada perorata
mental; la bestia había llegado a la entrada principal. Murmurando para sus
adentros, corrió por la biblioteca en sombras y acudió a abrir la puerta.
—¿Por qué ha tardado tanto? —le espetó él al tiempo que penetraba en
el edificio.
—Me he quedado paralizada en el sitio a causa de su
lenguaje —replicó Lali
con frialdad. Tomó el ordenador portátil y lo llevó hasta el ordenador
conectado de la biblioteca encendiendo las luces sobre la marcha.
Él volvió a
mascullar algo, pero esa vez, gracias a Dios, Lali no logró distinguir lo que
decía. Pero no tuvo tanta suerte con la siguiente frase.
—Es usted un poco joven para tener un palo
metido por el culo como los vejestorios de este pueblo.
Para mérito
suyo, Lali no se inmutó.
—La educación no tiene nada que ver con la
edad, y sí mucho con el modo en que se ha criado uno. —Posó el portátil y
rápidamente procedió a enchufarlo a la fuente de alimentación y a la toma del
teléfono.
Él tardó un
minuto en comprender.
—¿No estará insultando a mi madre? —rugió por fin.
—No sé. ¿Estoy insultándola? ¿O es que
simplemente usted se ha olvidado de lo que ella le enseñó?
—¡Mierda! —exclamó Lanzani explosivamente, y a continuación
respiró hondo—. De acuerdo, lo siento. A
veces se me olvida que vivo en Pitufílandia.
Si ellos eran
tan aburridos y tan mirados, tal vez él debiera pensar en volver al lugar del
que había venido, se dijo Lali resentida; pero se guardó sus pensamientos para
sí antes de que la situación desembocara en una discusión con toda la
artillería.
—Disculpa aceptada —se obligó a sí misma
a decir, aunque, si se hubiera esforzado de verdad, podría haber empleado un
tono más amable. Tomó asiento y entró en conexión, después tecleó la dirección
del buscador y aguardó hasta que el sistema encontró la página de inicio y ésta
se desplegó. Seguidamente hizo clic en la barra de actualización y dejó que la
tecnología se encargara de lo demás.
—¿Eso es todo ? —preguntó Lanzani, observando el pequeño reloj.
—Eso es todo. Debe hacer esto de vez en cuando,
por lo menos cada seis meses.
—A
usted se le da bien.
—Desde que pusimos la biblioteca virtual, he tenido
que hacerlo muchas veces
—repuso Lali en tono irónico.
El policía se
sentó a su lado; demasiado cerca, naturalmente. Ella apartó un poco su silla.
—Sabe manejarse con los ordenadores.
—En realidad, no mucho. Sé hacer esto, pero he tenido
que aprenderlo. Sé moverme por la red, sé entrar en un sistema y cargar
programas, pero no soy ningún genio de la informática, ni nada parecido.
—El ayuntamiento ni siquiera tiene conexión. Los
recibos del agua y las nóminas están informatizados, pero nada más.
Se inclinó
hacia delante con los brazos apoyados en las rodillas mientras observaba la
pantalla, como si de aquel modo pudiera acelerar el proceso.
—Pero la comisaría sí estará informatizada,
¿no? ¿No están conectados con todas esas redes policiales? Lanzani gruñó.
—Sí. Una línea, un ordenador.
Parecía
disgustado.
—Es que Hílisboro es un pueblo pequeño —señaló Lali—. No cuenta con un presupuesto muy grande. Por otra parte, nuestro índice
de delincuencia es bajo. —Hizo una pausa, insegura de pronto—: ¿Verdad?
—Bastante bajo. Desde que yo estoy aquí, no ha habido
un solo asesinato dentro de los límites del pueblo. Sufrimos los típicos
atracos y robos en viviendas, conductores borrachos, problemas domésticos. –A Lali le hubiera encantado
preguntarle quién tenía problemas domésticos, pero se mordió la lengua. A lo
mejor se lo decía, y luego ella se lo contaría a su madre y a tía Gime, y se
sentiría culpable por estar cotilleando-
¿Se había
acercado aún más Lanzani? No le había visto hacerlo, pero percibía el calor de
su cuerpo, y su olor. ¿Qué tenían los hombres para oler tan distinto de las
mujeres? ¿Testosterona? ¿Más vello en el cuerpo? No era un olor desagradable;
de hecho, resultaba atractivo. Pero era distinto, como si perteneciera a una
especie alienígena. Y desde luego estaba demasiado cerca.
No pudo más.
—Me está agobiando —señaló Lali muy cortésmente.
Él, sin
moverse, bajó la vista; las sillas de ambos estaban separadas por lo menos un
par de centímetros.
—No la estoy tocando —replicó él con la misma cortesía.
—No digo que me esté tocando; digo que está demasiado
cerca. -Él puso los ojos
en blanco y lanzó un suspiro, pero apartó su silla otro par de centímetros-
—¿Se trata de otra extraña norma sureña?
—Usted trabaja para hacer cumplir la ley. Se supone
que ha estudiado lenguaje corporal. ¿No es así como intimida a los sospechosos,
invadiendo su espacio personal?
—No, por lo general para intimidar empleo una nueve
milímetros. Así no hay muchas posibilidades de perderse ninguna señal.
Bueno, ¿y
aquello no era típico de un macho? Era un hombre típico, fanfarroneando del
tamaño de su arma. Apenas pudo abstenerse de poner los ojos en blanco, pero es
que él acababa de hacer eso mismo y no quería parecer un mono de repetición.
Un hombre
típico... Le vino a la mente la conversación de la noche anterior con su madre
y tía Gime, y entonces le hormigueó una idea en el cerebro, pero la desechó.
No, no quería entrar en aquella clase de conversación con él. Lo único que
quería era que su buscador terminara de actualizarse para que se marchara...
—¿Sabe usted qué color es el malva? —soltó en un impulso. Las palabras
salieron de su boca antes de que pudiera frenarlas.
El efecto que
causó en Lanzani fue casi eléctrico. El policía se echó bruscamente hacia atrás
y la miró fijamente como si de pronto a ella le hubieran nacido colmillos y
tentáculos.
—¿Por qué me lo pregunta? —dijo con cautela.
—Sólo me gustaría saberlo. —Calló un instante—. Y bien, ¿lo sabe?
—¿Qué le hace pensar que debo saberlo?
—Nada. Simplemente le pregunto.
—Parece una de esas pruebas que usan las mujeres para
averiguar si un hombre es homosexual o no. Si tanto le interesa, ¿por qué no me
lo pregunta directamente?
—No me interesa —repuso Lali, abrumada por la posibilidad de que él
la creyera interesada—. Es que hay una
persona que... No importa. —Estaba sonrojándose. Lo sabía; notaba el calor
en el rostro. Mantuvo la vista clavada en la pantalla del ordenador, intentando
transmitir a la máquina su voluntad de que fuera más deprisa.
Lanzani se pasó
una áspera mano por el cabello corto.
—Rosa —murmuró.
—¿Cómo?
—Rosa. Malva es una palabra graciosa para llamar al
color rosa, ¿no? La oí mucho en la época en que mi ex mujer estaba eligiendo
cosas para nuestro piso, pero a mí me parecía rosa.
Cielo santo,
tía Gime tenía razón en lo del malva; ya no constituía ninguna prueba
definitiva. ¿A que resultaba interesante? Estaba deseando contárselo.
—Bermellón —dijo entonces, y a punto estuvo de darse ella misma
un cachete. ¿Por qué no lo dejaba de una vez?
—¿Cómo dice?
El policía
reaccionó como si jamás hubiera oído aquella palabra.
—Bermellón. ¿Qué color es el bermellón? Esa vez Lanzani se pasó la mano por la
cara.
—Se trata de una pregunta con truco, ¿verdad?
—¿Por qué dice eso?
—Bermellón. ¿Quién diablos es capaz de llamar
«bermellón» a un color? Suena a botellón, y nadie querría nada que fuera de
color «botellón».
—El bermellón es un color muy bonito —dijo Lali.
Él la miró con
incredulidad.
—Si usted lo dice.
—¿Sabe qué color es o no?
—Diablos, no; no sé qué color es el
bermellón —ladró Lanzani—. Conozco
los colores auténticos; conozco el azul, el verde, el rojo, cosas así. Joder,
Bermellón. Acaba de inventárselo,
Lali sonrió.
—En absoluto. Búsquelo en el diccionario.
—Señaló la sección de consulta—. Ahí
tiene unos cuantos.
Él soltó un
resoplido y a continuación se apoyó en su silla y se dirigió a trompicones
hacia la sección de consulta. Hojeó un diccionario, pasó el dedo por un par de
páginas y leyó brevemente.
—Castaño rojizo —se mofó, sacudiendo la cabeza—. Claro que nunca he visto nada que sea castaño rojizo, pero si lo
hubiera visto, puede estar bien segura de que no lo señalaría diciendo: «Eso es
de color bermellón».
—¿Y cómo lo llamaría usted? —lo provocó Lali—. ¿De alguna forma imaginativa de verdad, como «castaño rojizo»? Aunque
yo siempre había creído que el bermellón era más bien un rojo púrpura.
—Si dijera castaño rojizo, o incluso rojo púrpura, por
lo menos la gente sabría de qué diablos estaba hablando. De todas maneras, ¿de
qué sirve un color así? ¿ Quién en su sano juicio entraría en una tienda y
pediría al dependiente una camisa bermellón? ¿O un coche bermellón? Me preocupa
la gente que se compra coches de color morado, pero ¿bermellón? No me fastidie.
El bermellón sirve sólo como prueba para descubrir a un homosexual.
Probablemente
así fuera, pero Lali no estaba dispuesta a admitirlo.
—Ahora usted sí sabe qué color es el bermellón. —No pudo resistirse a hacer aquel
comentario—. De ahora de adelante,
cuando vea un color castaño que lleve el menor toque de rojo o de púrpura,
pensará: Eso es bermellón.
—Dios. —Se llevó los dedos al puente de la nariz—. Me está provocando usted dolor de cabeza —musitó, y luego alzó la
vista. Tenía los ojos entornados y su mirada emitía una señal de peligro—. Si le menciona esto a alguien, lo negaré, y
luego haré que le echen el guante simplemente por cruzar la calle sin mirar.
¿Lo ha entendido?
—Yo no cruzo la calle sin mirar —contestó
Lali con gesto de triunfo—. Soy tan
cumplidora de la ley que podría servir de ejemplo de ciudadana responsable. Ni
siquiera le he permitido entrar por la puerta de empleados, ¿no?
—La gente como usted necesita ir al psicólogo. —Miró la pantalla del ordenador y dejó
escapar un suspiro de alivio—. Ya ha
terminado. —Consultó su reloj—. Desde luego,
no ha tardado cuarenta y cinco minutos. Han sido más bien quince. Así que
supongo que en efecto tiene usted una avería, señorita Lali.
Lali notó cómo
le rechinaban los dientes al oír lo de «señorita Lali». Si el policía hacía
otro chiste más acerca de su nombre, a lo mejor le soltaba una bofetada.
—¿Qué es eso? —preguntó al tiempo que desconectaba a toda prisa el
ordenador. Cuanto antes se fuera aquel tipo, mejor. Lanzani le arrebató el
portátil.
—Miente usted de pena —dijo, dejándola sin habla, y salió por la puerta
antes de que a ella se le ocurriera una respuesta adecuada.
_________________________________________
¡¡MAÑANA MAS Y MEJOR!!
EL CAMBIO ESTA LLEGANDO, JUNTO A LALITER...
woohooo!!!! Otro capi! :D Buenisimo! y que tengas buen viaje y lo disfrutes! ;) te quieroooo!
ResponderEliminarme encantoa.. Quiero YA el cambio y Laliter ! jaja
ResponderEliminarJajaja Gime tenía razón con lo del "bermellón"! jajaja
ResponderEliminarMe encantó!!!
Quiero más!
Lore
Reacciones,siiiii,d risa constante.Parece k Peter busca excusas, para estar cerca d Lali ,aunque es muy hosco,y ella demasiado fria.
ResponderEliminarMe hizo muchisima gracia,la discusion d los colores.Me recordo en la comunion d mi sobrino ,mi hermano me pregunto x el color d mi vestido,a lo k conteste:Color Coral,quedo eeeeh,jamas oí ,nada parecido!.Crei k el sabria el color,es instructor submarinista, d la armada,asi k me imagino k no llego nunca a ver un coral.No es k yo lo viera personalmente,pero me encantan los documentales d naturaleza y fauna.Seguro k en cuanto nos veamos d nuevo,me hace el comentario sobre el color coral.
ResponderEliminarComo siempre tus novelas ,sacan anecdotas d mi vida,jajaja.Me encanta,seguro k a mas d una tambien le a pasado alguna vez.
ResponderEliminarJAJAJAJA ME ENCANTA POBRE PETER ESTABA DESESPERADO POR EL COLOR JAJAJAJJAA DIOS NI YO SABIA QUE SE LE LLAMABA ASI JAJAJA MAS NOVELA
ResponderEliminarMe encanta peter, es buenisimo, y me encanta como se relacionan estos dos, del odio al amor hay un paso!! Más|
ResponderEliminarEsto es lo que provocas en mi con esta novela, salgo ahora de hacer noche y loprmero que hago es meterme para ver si has subido nove, y hay dos capitulos...empieza lo bueno...dos capitulos seguidos apareciendo Peter, me encanta...pero digo yo...¿Cuando se va a dar cuenta loatractivo que es?...y el no seme da ami que ya la tiene en el punto de mira, eso de saber que llega tarde, me tiene pensativa...no sera que ya le ha hechado el ojo?...
ResponderEliminarAhora voy a escribirte un correeo..no sea que luego me quede dormida, aunque la noche ha sido buenisima...y aun no he desayunado, que lo sepas...besos
Buenicimo !!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarBesoss
leti2311
Me lei toda la nove! Me encanta..
ResponderEliminarAhahah me dio muchisima risa lo del color "bermellon". Ni siquiera yo sabia que existia XD
Mas!!
Fresy07
y vamos con el cambio ajajja!! me re encanto el cap..lali demasiado agitada digamos y eso de los colores me hizo reir mucho! el la escubrio porque no me lo pregunta directamente jajaja como decimos aca è stata sgamata que seria algo como fue descubierta mientras hacia algo que no debia hacer! a lali le resulta atractivo su olor y eso de pensar es un hombre tipico, mas bien un macho, la vuelve loca admitamolos hasta su manera de hablar..me acuerdan un poco mar y thiago te acordas cuando thiago le decia que se yo en vez de perchos es pernos? me reì mucho...estoy feliz de que vaya llegando laliter!! te mando un beso...estoy "recuperando" mis firmas de antes...ya vuelven a ser largas espero no te moleste! te abrazo fuerte! suerte en todo..Giulia
ResponderEliminarMe causa gracia este tipo de relacion!!!! es divertida
ResponderEliminarayayyyyy le hizo la "prueba" jajajjaj MAS NOVE!!! y me mató la parte de los insultos! jajajaja ella tan recatada y el tan hombre! :P jajajaja MAS MAS MAS MAS!
ResponderEliminarjajaj me rei mucho con este cap jaja
ResponderEliminarJajajaajjajaj me morí cn la conversación sobre los coolores jajajajajaj buenismo el cap, me dieron mucha gracias las contestaciones de Peter! Me encanta la nove <3 un besoooo @LuciaVega14
ResponderEliminar