¡LO SIENTO! SE QUE LLEGARON A LAS FIRMAS DE MAS, PERO ME QUEDÉ DORMIDA Y NO PUDE PUBLICAR OTRO, EN RECOMPENSA HOY DOS, PERO ¡ESO SI! NO DEJEN DE FIRMAR
Capítulo 10
Las tripas de Lali
saltaban sin cesar. El hecho de concertar una cita con Gastón Dalmau había
supuesto una gran tensión para sus nervios, aunque fue tan amable como había
dicho su madre. No sólo seguía preocupada de haberlo ofendido —aunque si lo
estaba, lo ocultaba muy bien—, sino que resultaba muy humillante tener que
pedir ayuda para algo tan simple como maquillarse un poquito. ¿Qué habría hecho
mal? Ya sabía que no era tonta, pero ¿sería tan inepta para aquellas cosas que
estaría condenada al fracaso desde el principio? Ya le parecía oír las bromas:
¿Lali Espósito encontrando marido? Ja, ja. Pero si ni siquiera sabe pintarse
los ojos.
¿Y de verdad
quería un hombre que no supiera ver su verdadera personalidad, tal como era,
sino que necesitara una capa de barniz para que se fijara en ella?
Pues... sí. Ya
había probado con su «verdadera personalidad» y había conseguido exactamente
nada. Cero. Si tenía que darse una capa de barniz para conseguir lo que deseaba
—a saber, una familia—, pues se daría una capa tan brillante como fuera
preciso.
El hecho de
haberse dado cuenta de lo poco atractiva que era casi la dejó paralizada
mientras se arreglaba para ir a trabajar. Por una vez no había dejado preparada
la ropa la noche anterior, y ahora estaba de pie frente al armario contemplando
el surtido de faldas, blusas y vestidos aburridos. Ya no podría soportar
ponerse nada de todo aquello ni un día más. Vaciló indecisa hasta que, por
primera vez en su vida, corrió el riesgo muy real de llegar tarde al trabajo. Por
fin agarró un pantalón negro y se lo puso. Nunca se había puesto pantalones
para ir a trabajar, pero eso se debía a su ortopédico estilo, no a ninguna
norma impuesta por el ayuntamiento. Aquélla era otra prueba más de su ruptura
con su vida anterior, y se le aceleró el corazón en una mezcla de excitación y
miedo. Por supuesto, no tenía nada de estilo que ponerse encima del pantalón,
solamente sus aburridas blusas blancas de siempre, así que agarró una y se
remetió los faldones por dentro de la cinturilla del pantalón, acto seguido se
ajustó el cinturón y se calzó unos mocasines.
No se atrevió a
mirarse en el espejo para comprobar el resultado, sólo cogió su bolso y echó a
correr escaleras abajo.
Tía Gimena
levantó las cejas al verla, pero no dijo nada.
—¿Y bien? —exigió Lali, todavía más nerviosa por aquella
silenciosa mirada.
Majo salió de
la cocina y se quedó mirando a su hija.
—No está mal —dijo por fin, asintiendo
con la cabeza—. Es diferente. Además,
los pantalones dejan ver la forma de tu trasero.
Oh, Dios santo;
ahora no podría darle la espalda a nadie en todo el día. Horrorizada, consultó
rápidamente su reloj. No había tiempo para cambiarse de ropa.
—¿Por qué has tenido que decir eso? —se quejó. Majo sonrió.
—No pasa nada, carino. Si no recuerdo mal, los hombres
tienen fijación por los traseros. Acuérdate de contonearte un poco al andar.
—Contonearme, repitió Lali inexpresiva, todavía
incapaz de asimilar que su madre, ¡su madre!, creyera que le convenía enseñar
la forma de su trasero.
—Ya sabes, adelante y atrás.
Y para
demostrárselo, su madre se paseó por la habitación moviendo las caderas con un
suave ritmo que atraía la atención hacia su trasero. Era un movimiento tan
asombrosamente sexy que Lali quedó conmocionada. ¿Su madre? ¿Su intelectual e
informal madre?
—Pero no demasiado —aconsejó tía Gime—. De lo contrario, parecerán dos cerdos
peleándose por salir de un saco.
Aquello ya fue
demasiado. Murmuró una excusa acerca de llegar tarde al trabajo y huyó.
Apenas había
introducido la llave en la puerta de entrada de los empleados cuando a su
espalda se detuvo un coche blanco del que se apeó el jefe de policía Lanzani.
Puede que no encabezara la lista de las personas a quienes no deseaba ver aquel
día, pensó exasperada, pero andaba muy cerca. Procuró arrimarse hacia un lado
para que él no pudiera verle el trasero, aunque de todas formas no estaba
mirando. Lanzani fue hacia ella con el ceño fruncido.
—Llega usted tarde.
Lali consultó
su reloj. Pasaban doce segundos de las nueve en punto.
—Es la hora en punto.
—Usted siempre llega media hora antes. Pero hoy no, de
modo que llega tarde.
—¿Cómo sabe a qué hora llego yo a trabajar? —preguntó Lali, sintiéndose ruborizada y
acosada. Era la única vez que llegaba casi tarde, y precisamente aquel día
había alguien esperándola. Además, Lanzani estaba demasiado cerca de ella,
apabullándola de nuevo con aquel estilo suyo, como si intentara intimidarla con
su tamaño. A lo mejor el método le funcionaba, ya que se sentía ruborizada y
acosada. Intentó escabullirse y acercarse a la puerta.
—Cuando paso por aquí delante en coche
siempre veo las luces de la biblioteca encendidas.
Lo cual quería
decir que ella estaba siempre, bueno, casi siempre, en el trabajo antes que él.
Lali a duras penas se abstuvo de sonreír y en vez de eso, haciendo un esfuerzo,
adoptó su expresión y su tono de bibliotecaria.
—¿Puedo servirle en algo, jefe Lanzani?
—Sí —contestó él con aquellas maneras bruscas de yanqui—. Anoche intenté entrar en la biblioteca
virtual, pero no se abrió. Usted ha escrito mal la contraseña, o algo así.
«¿Por qué
siempre era culpa de la mujer?», se preguntó Lali al tiempo que elevaba los
ojos hacia el cielo mentalmente.
-Si no se despliega la página, probablemente tendrá
que actualizar su buscador. –El policía se la quedó mirando como si ella le hubiera hablado en un
idioma extranjero-
—Su buscador —repitió—. ¿Cuántos años tiene su equipo? -Él se
encogió de hombros-
—Dos o tres.
—¿Lo ha actualizado desde que lo compró? —Ya conocía la respuesta antes incluso de
haber formulado la pregunta. La encantaría dejar que él averiguara sólito lo
que debía hacer, pero la buena educación y una vida entera siendo servicial le
aguijonearon la conciencia. Era bibliotecaria; su deber era ayudarlo con la
biblioteca virtual—. ¿Tiene un ordenador
de sobremesa, o un portátil? —Apostó por el portátil. Lanzani era de esos
hombres impacientes que seguramente querían poder trasladar el ordenador a
donde les resultara más cómodo.
—Un portátil.
Lali se anotó
dos puntos.
—Si me lo trae, le enseñaré cómo actualizarlo.
Si es que tiene memoria suficiente, claro,
Que fuera él
quien decidiera si se refería a su ordenador o a su cerebro.
A juzgar por el
modo en que entornó los ojos, Lanzani debió de sospechar lo segundo, pero lo
dejó pasar.
—Lo tengo en el coche.
Regresó a
grandes zancadas hasta el Crown Victoria propiedad del ayuntamiento y sacó el
portátil del asiento del pasajero sosteniéndolo con una sola mano sin esfuerzo.
Lali abrió la
entrada de los empleados y se volvió para coger el portátil.
—Puede recogerlo a la hora de comer —dijo. Lanzani se resistió a entregarle
la máquina.
—¿No puede hacerlo ahora?
—Eso pretendo, pero tardaré unos minutos.
—¿ Cuántos minutos ?
Con el alma en
los pies, Lali comprendió que Lanzani pretendía esperar.
—¿No tiene usted nada que hacer?
Él señaló el
mensáfono que colgaba de su cinturón.
—Siempre estoy trabajando. ¿Cuántos minutos? —repitió.
«Maldita
electrónica moderna», pensó Lali resentida. Lo último que deseaba era tenerlo a
él encima.
—Depende. —Intentó pensar cuánto tiempo sería ya demasiado—. Entre cuarenta y cinco minutos y una hora.
—Esperaré.
Maldición otra
vez. Su único consuelo era que actualizar el buscador no iba a llevarle tanto
tiempo, ni mucho menos. Luego el tipo se marcharía.
—Bien.
Reúnase conmigo en la puerta principal. -Lali entró y casi le cerró la puerta en las narices
al tiempo que él dio un paso adelante. Pero puso la mano enfrente justo a
tiempo para impedirlo.
—Entraré por aquí —dijo, mirándola furioso.
Ella cuadró los
hombros.
—No puede.
—¿Y por qué no?
Creía que
aquello era obvio. Señaló el cartel de la puerta, situado a unos centímetros de
la nariz de Lanzani.
—Ésta es la entrada de empleados. Y usted no lo es.
—Soy un empleado municipal.
—No es empleado de la biblioteca, y eso es lo que
cuenta.
—Oiga, señora, ¿qué hay de malo en ello? —preguntó con impaciencia.
Más puntos en
el debe. Sus deméritos rivalizaban ya con la puntuación de un partido de la
NBA.
—Vaya a la puerta principal.
La expresión
tozuda de Lali debió de surtir efecto por fin. El policía la observó fijamente,
como si estuviera estudiando la posibilidad de simplemente abrirse paso por la
fuerza, pero, después de mascullar un juramento, giró sobre sus talones y se
dirigió como una tromba a la parte delantera del edificio.
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LINA @Lina_AR12) ¡PRIMERA EN FIRMAR!
CHARI: Gastón es un personaje muy importante en esta historia...
RITA: ¡¡Quiero seguir hablando contigo!! espero tu correo :-)
@isiiteenatica: ¡BIENVENIDA A MI HUMILDE RINCON! jeje! besoss
¡¡¡EN UNAS CUATRO HORITAS NUEVO CAPÍTULO!!!
¡QUE SUS FIRMAS NO DECAIGAN!
LAS QUIERO
FATY****
Tanto le huye y va a caer en sus brazos,JAJS
ResponderEliminarMuy buena!
jajajajaa ya te lo dije que Majo y Gime estaban locas jajajaja son geniales.
ResponderEliminarque tanto interes tiene Peter en Lali??? tan pendiente de ella esta??? lo de la "memoria" fue muy bueno jajajajja XD
esperando MAS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
besos ♥ @Inma_06
esa lali trae intriga... entre por la puerta principal le dice al jefe lanzani ajajaj majo y gime me parece verlas aca delante mio ajajj dios ya me las imagino ajaj y..me parecio o peter se enteresa mucho en ella? a menos que no sea por investigar! me gustaria ser su "victima" ajaj!! espero mas...aunque no se si voy a poder firmar a las 23 si es que a esa hora subis...lamento no firmarte entre los primeros como antes pasa que son las ultimas semanas del cole y tengo que estudiar..cuando entro o ya has subido o subis despues :'( bueno te mando un beso!! Giulia
ResponderEliminarjajaja mer mori jaja
ResponderEliminarmasss
me encantò el capitulo
ResponderEliminarmas noveeeeeeeee
Quiero conocer el personaje de Gaston me late que Gay no es!!!
ResponderEliminarHolaaaa aqui estoy!! Disculpame por desaparecer asi, pero como te conte en TW estoy a full con el cole, pero espero que pronto vengan tiempos mejores ya que en 2 semanas se termina!
ResponderEliminarBueno pasamos a la nove: va poniendose mejor con cada capi y si Lali y Peter seguiran asi (como en este capi), creo que morire de risa por mucho tiempo! jajajajaja
La chica que mato Teo (si la mato) era Belen?
Bueno ahora voy
Besos
Giada
Jaja qué dúo este eh!!
ResponderEliminarQuiero más!
Lore
PD: Faty, sólo vamos a tener el punto de vista de Lali?... estaría bueno saber qué piensa Peter de vez en cuando.
No paro de reir,entre la madre ,la tia,los pensamientos d Lali,y su obsesion xk el jefe d policia Lanzani,se vaya d la biblioteca,para no tenerlo encima,y esconder el trasero,no paro.
ResponderEliminarJAJAJAAJJA DIOS ESCONDER EL TRACERO SI ES UNA DE LO MEJORJAJAJAJ
ResponderEliminarBUENO UNA COSITA QUE DECIRTE ME ENCANTA TU NOVELA QUIERO OTRO CAPI
Por fin Peter!!!!! jajajaja, ¡¡¡¡¡¡¡¡pero esque no se va a fijar en lo atractivo que es...!!!!!!!!
ResponderEliminar"—Si me lo trae, le enseñaré cómo actualizarlo. Si es que tiene memoria suficiente, claro," jajjajja que GENIA por Dios! :P Y por partes que miedito el acoso de Lanzani eh! que tenía que saber a que hora llegaba siempre?! me trae recuerdos no?! :P jajajjajajjaja Espero más nove gordi! te quiero!
ResponderEliminarJajjajajaj qe manera de pelearse esos doa, pero si se tienen qe agarrar de los pelos para qe estén juntos ya quiero verlos pelados o cn pelucas Jajajaja buenisimo el cap!! Un beso @LuciaVega14
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